La Guerra Civil española, como cualquier conflicto bélico, es un capítulo oscuro en la historia. La cantidad de vidas que se esfuman a coste cero, las atrocidades de ambos bandos, ese eterno ambiente de miedo y tensión que deriva en fuertes cicatrices que siguen marcando la sociedad actual.
Éste triste episodio duró desde el verano de 1936 hasta abril del ’39 con la imposición de la dictadura de Francisco Franco hasta su muerte en 1975. La incesante necesidad de una evolución política y mental – representada en la Segunda República hasta antes del golpe de estado en el ’36 – se enfrentó al conservadurismo nacional por tres largos años en todos los ámbitos (político, militar y social). Sin embargo se suele olvidar que los protagonistas y principales afectados fueron personas, con gustos y necesidades normales.
La prestigiosa agencia Sra. Rushmore es la responsable de los ‘spots’ publicitarios del Atlético de Madrid desde hace varios años y para la temporada 2003 escenificaron una imagen que pudo suceder perfectamente en la sierra de Guadarrama – localización del anuncio y frente abierto durante la guerra -, un soldado republicano lleva preso por el bosque a uno nacional. El aburrimiento de la marcha derivó en una conversación sobre fútbol con un final tan nostálgico como impensado.
Jugadores como Pacheco, Gabilondo, Elícegui, Marculeta o Chacho y sobre todo, el Atlético de Madrid, fueron el nexo que estas dos personas necesitaron para olvidar conflictos superiores y darle más importancia a lo cotidiano, a lo normal, a una pasión. El fútbol, durante la guerra, fue la mayor válvula de escape que tuvieron los ciudadanos. La recuperación de la infancia, y de la normalidad, cuando hay trincheras de por medio.