El montenegrino Predrag Mijatovic nunca había jugado la Liga de Campeones. Su pasado en el Valencia y, antes, en el fútbol yugoslavo, no le habían dado la oportunidad de exponerse al mejor torneo del mundo. Sin embargo, el verano de 1997 lo cambió todo y su fichaje por el Real Madrid, el más caro de la historia hasta el momento –1.200 millones de pesetas– le dio licencia para batirse con los mejores de Europa. Fue en Chamartín donde gozó de más focos y mejores compañeros, aunque la puntería de Mijatovic nunca fuese tan efectiva al calor del Bernabéu como en Mestalla. En Liga acabó su primera temporada con 10 dianas, pero en la Champions fue incapaz de besar las redes contrarias. Ni una sola vez. Imposible.
Ni en la fase de grupos, ni en cuartos de final, ni en semifinales consiguió marcar. Pedja estuvo completamente negado a la portería contraria. Los Fernandos (Hierro y Morientes) y el francés Christian Karembeu, el gran protagonista ese abril del ‘98 con tres goles en ambas eliminatorias, sustentaron a los blancos en su camino a la final del Ámsterdam Arena, un auténtico sueño –con muchas dosis de utopía– que acabó haciéndose realidad tras la mala actuación liguera.
El equipo dirigido por Jupp Heynckes perdió el liderato en noviembre, nunca más volvió a cogerlo, y se dejó llevar en el tramo final del curso para terminar cuarto, a 11 puntos del primer Barça de Louis van Gaal. Un roto en el pantalón que tenía que ser cosido en la capital neerlandesa. Si el Real Madrid no ganaba a la Juventus, los blancos se quedaban sin Copa de Europa para el año siguiente, no había más caminos. Por ello, en la final de la Champions puso aquel Real Madrid todas sus cartas después de 18 años ausente. ¡Ah! y tras el quilombo de la portería derribada por los Ultras antes de jugar contra el Borussia (una imagen lamentable que retrasó el comienzo del partido), los merengues consiguieron sacar el billete con mérito, mención aparte para Fernando Sanz, el hijo del presidente, que vivía días de gracia en el centro de la defensa.
Mijatovic, a lo suyo, viajó a Ámsterdam convencido de ser importante en aquella final para la historia. De hecho, el propio Fernando Sanz en el avión de camino a Holanda, auguró lo que horas más tarde iba a ocurrir. “Le dije que estuviera tranquilo, que su primer gol en la competición lo iba a marcar en aquella final y que él sería quién nos iba a dar la ‘Séptima’”. Así de claro se lo explicó el canterano al delantero de la antigua Yugoslavia, que entendió las palabras de su compañero con un mero cumplido.
Para contratiempo de Mijatovic, la primera sesión de entrenamiento en Ámsterdam, a dos días de la final, le hizo sentir molestias en el gemelo. Pedja no le dio mucha importancia, pero pronto llamó al fisioterapeuta del club, Pedro Chueca, para salir de dudas. “Noté un pinchazo en el gemelo haciendo un ejercicio de saltos. No pensé que sería grave”.
Pero el fisio de los blancos comprobó lo peor. Su diagnóstico apuntaba a una semana, como mínimo, para conseguir la recuperación completa de la pequeña rotura que se había producido Mijatovic el 18 de mayo de 1998. “Rápidamente me di cuenta de que era una roturita fascial entre el gemelo y el sóleo. Para esto hacen falta entre 8 y 10 días de recuperación, pero Pedja quería jugar sí o sí. Me dijo que desde que jugaba al fútbol de pequeño en las calles de Belgrado, su sueño era disputar una final como esta”.
Así lo explica Pedro Chueca en Informe Robinson, donde añade que el “yugoslavo”, bromeó cariñosamente con su amenaza. “Si se lo cuentas al míster te mato. Nadie puede saberlo”.
El delantero de Podgorica había jugado con frecuencia toda la Champions y no quería bajarse del tren en la última estación. Fue por este motivo que en el último entrenamiento previo a la final, ya sobre el césped del Ámsterdam Arena, Mijatovic salió del vestuario con las dos medias subidas hasta la rodilla con tal de esconder el vendaje de Pedro Chueca. El montenegrino fue el único de toda la plantilla que se entrenó con las medias subidas. “Este fue un detalle que pasó por alto todo el mundo. Ni la prensa, ni el entrenador se dieron cuenta de esto. Sólo Pedja tenía las medias diferente al resto”.
Sin embargo, cuando todo había ido bien durante el entreno y Mijatovic había hecho lo justito para no forzarse, Heycknes estuvo a punto de descubrir su artimaña.
–“¿Por qué no te quedas a tirar penaltis?”, le cuestionó el técnico alemán.
–“Porque ganaremos seguro y no harán falta los penaltis”, le replicó Mijatovic, deseoso de abandonar la escena del crimen para enfilar rápidamente su habitación del hotel, la cual compartió con el croata Davor Suker. Así de fácil despachó el ariete blanco a su entrenador, que se quedó con cara de asombro y pensando que Pedja estaba realmente “loco”.
Su fe ciega y confianza le acabaron por bautizar como héroe del madridismo 32 años después de la última conquista. Pedja cambió la historia a los 66 minutos de aquella final tras recoger un disparo de Roberto Carlos, que fusiló sin apuntar la meta de Peruzzi. Pese al posible fuera de juego, inapreciable para los corazones madridistas ni para el propio Mijatovic, aquel gol acabó dando la razón a Fernando Sanz, que recibió su recompensa con un abrazo eterno. El mismo que recibió Pedro Chueca porque sin su silencio el día previo a la final, todo hubiese sido distinto en la historia del Real Madrid.
FICHA TÉCNICA
Liga de Campeones 1997/1998 (final): Real Madrid 1 – 0 Juventus
Estadio: Amsterdam Arena (50.000 espectadores)
Arbitro: Helmut Krug (GER) y con Thorsten Bastian (GER) Christian Schräer (GER) de asistentes.
Incidencias: Amonestó a Hierro (m. 23), Roberto Carlos (m. 37), Karembeu (m. 56) y Seedorf (90+4) por parte del Real Madrid. Amonestó a Davids (m. 34) y Pablo Montero (m. 79) por parte de la Juventus.
ALINEACIONES
REAL MADRID: Illgner, Hierro, Sanchis, Panucci, Roberto Carlos, Raúl (Amavisca 90’), Karembeu, Seedorf, Redondo, Mijatovic (Suker 89’), Morientes (Jaime 82’). DT. Jupp Heynckes
JUVENTUS: Peruzzi, Torricelli, Montero, Iuliano, Di Livio (Tacchinardi 46’), Deschamps (Conte 78’), Davids, Pessotto (Fonseca 71’), Zidane, Del Piero, Inzaghi. DT Marcello Lippi
GOLES
Mijatovic (1 – 0, m. 67)
David Aguilera (@aguileradavid) es periodista en Europa Press y autor del ‘Memorias del Lega’