Final Mundial 1970. La consagración del 'Jogo Bonito' – Football Citizens

Final Mundial 1970. La consagración del Jogo Bonito
July 7, 2022

El Mundial de México 1970 marcó un antes y un después en la historia del fútbol y resultó ser un torneo cargado de simbolismo por varias cuestiones: se sentaron definitivamente las bases del fútbol moderno, fue el primer Mundial que se pudo disfrutar en televisión a color y a su vez fue el último en que los jugadores vestían camisetas sencillas y elegantes con tan solo el escudo y el color de la nación, Adidas llegaría en 1974 a uniformar a las selecciones.

México volvía a ser el centro de todas las miradas dos años después, tras los Juegos Olímpicos de 1968. La construcción del Estadio Azteca y los millones de pesos destinados a ambos eventos deportivos ocultaban la inestabilidad y la represión que miles de mexicanos sufrían constantemente.

El 2 de octubre de 1968 tuvo lugar uno de los episodios más negros en la historia mexicana. Miles de estudiantes se reunían en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco – zona centro del Distrito Federal – para demandar mayor libertad de expresión a escasas semanas de las Olimpiadas. Una luz de bengala fue el pitido inicial de los ataques del ejército mexicano a los estudiantes. Tanques, camionetas con ametralladoras, francotiradores y hasta policía infiltrada (la famosa ‘Brigada Blanca’) acabaron con la vida de 300 personas, además de 700 heridos y cinco mil detenidos. El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz aseguró que los muertos no superaron los 50. Más allá de las víctimas, ‘La matanza de Tlatelolco’ pasó a la historia por la impunidad del caso.

Fuera de México, Estados Unidos y la URSS mantenían su frío pulso por repartirse el mundo mientras que en Chile, Salvador Allende ganó las elecciones en el ’70 y pretendía la ‘vía chilena al socialismo’, una lectura del marxismo democrática y humanista que duró hasta 1973 con la irrupción del general Augusto Pinochet y su posterior dictadura. Emilio Garrastazú Médici ya imponía un régimen militar en Brasil, al que se sumarían Paraguay, Bolivia, Ecuador y Argentina en el transcurso de la década. Una Latinoamérica democrática se percibía lejana.

Durante la eliminatoria mundialista se desató una nefasta confrontación entre Honduras y El Salvador a la que el periodista polaco Ryszard Kapuscinski llamó ‘La Guerra del Fútbol’. Una plaza mundialista en juego y dos partidos de máxima tensión fueron el detonante de una relación ya muy tensa por cuestiones demográficas. El conflicto duró cuatro días y tuvo un saldo de entre 4.000 y 6.000 fallecidos. De nuevo el fútbol fue tomado como excusa para canalizar emociones de manera violenta.

LA COMPETICIÓN

Fueron 16 las selecciones participantes en la justa. El primer partido del Mundial mexicano lo disputaron los locales contra la Unión Soviética. Pese al aburrido empate a cero, la expectación de la inauguración era tremenda, cientos de globos iluminaban un Estadio Azteca que estaba de estreno. Las gradas las poblaban señoras con gafas enormes y cuidados tupés, los panatalones acampanados abundaban y no podían faltar los sombreros típicos de charro.

Inglaterra llegaba a México defendiendo título y partía como favorita, compartía grupo con Brasil, que debutó frente a Checoslovaquia. En la segunda jornada de grupo, el conjunto de Zagallo presentaba credenciales para el título tras derrotar a la campeona del mundo 1-0 con gol de Jairzinho.

El choque entre vigente y próxima campeona quedó grabado en la memoria de los amantes del balompié por la parada de Gordon Banks a Pelé. Carlos Alberto centra por la derecha y O Rei aparece en el plano suspendido en el aire y picando un sólido frentazo. El cuerpo del meta inglés se desvaneció de repente, solo así podría alcanzar a meter la mano en lo que era un gol cantado. La acumulación de números ’10’ en el ataque brasileño y la facilidad de combinación de todo el equipo comenzaba a maravillar.

En la fase de grupos la sorpresa la dio Perú, un terremoto había azotado la ciudad de Yungay y la expedición peruana llegaba devastada a Guanajuato. Tras los animos del presidente a quedarse a competir y poner en alto el nombre de Perú, los dirigidos por Didí clasificaron a cuartos de final haciendo historia en su país.

Los cuartos de final se acomodaron así: México vs Italia, URSS vs Uruguay, Brasil vs Perú y Alemania vs Inglaterra. Ya en semifinales, los brasileños disfrutaron de una revancha a escala del mítico ‘Maracanazo’ en 1950. Esta semifinal sudamericana dejó aquel famoso autopase de Pelé dejando pasar la pelota fintando al portero, que terminó fuera de la porteria por muy poco. La verde amarela remontaría un gol charrúa con tres bellos goles y se plantaban con solidez en la final.

La otra semifinal era ya una clásico. Alemania e Italia libraron un épico choque grabado por siempre en la historia de los mundiales. ‘El partido del siglo’ llegaba al minuto 90 con Italia aferrándose a un gol, en el último lance Alemania lo empató y fueron a tiempo extra. Un auténtico concierto de errores defenisvos marcaron la histórica prórroga en el Estadio Azteca, Beckenbauer jugó los últimos minutos con el hombro dislocado y en un despiadado ida y vuelta los italianos terminaron llevándose el ‘match’ por 4 goles a 3.

TODOS LOS CAMINOS LLEVAN AL AZTECA

Es 21 de junio de 1970 en el Distrito Federal, se acerca el mediodía y Edson Arantes do Nascimento salta al campo del Estadio Azteca dando golpes de cabeza junto a sus compañeros aclamados por la grada, los italianos regalaban flores al público pero la afición mexicana parecía tener un claro favorito para el choque. Los capitanes Carlos Alberto y Facchetti cumplían el protocolo arbitral rodeados de cámaras. Estaba todo listo, la azzurra y la canarinha estaban a 90 minutos de conseguir su tercer Mundial, que llevaría premio extra ya que el ganador se quedaría con el trofeo Jules Rimet.

El partido comienza y Brasil se hace con el control de la pelota, superada la fase de estudio del rival, los de Zagallo mantienen la posesión pero eran los italianos los que se acercaban con más solvencia al arco rival. Las posesiones llevadas por Gerson eran largas pero lentas ante una Italia bien parada atrás. No era noticia que el punto débil del conjunto carioca era su defensa, lo sabían sus rivales que salieron confiados en busca del arco de Félix, que se vio exigido tras un cabezazo de Riva en el ’15.

Una defensa vulnerable es menos preocupante cuando el ataque lo comanda Gerson y se asocia con Rivelino por un lado, Jairzinho por el otro, y se suma la dupla Tostao – Pelé. Jogo bonito, eficiencia en el juego y sobre todo la fidelidad al legado gambetero de Mané Garrincha.

La presión de Brasil aumenta, y tras un saque de banda, Rivelino saca un centro forzado que encuentra a Pelé,  se elevó y repitió el cabezazo de Banks, con más potencia por si acaso. La afición estalló con el primer gol y el Scratch du oro se asentó en la alfombra del Azteca.

Caso especial fue el de Rivelino durante la primera media hora. No se encontraba cómodo en la cancha, resbalaba constantemente y mandó a la tribuna sendos saques de esquina y tiros libres.»Son los botines, ¿Por qué no se los cambia?», cuestionaba el narrador brasileño Joâo Saldanha en la television brasileña. Con todo y el calzado incorrecto, en la primera parte Rivelino dio la asistencia del primer gol, apartaba fáclimente a los rivales con bicicletas y soltó un derechazo – su pierna mala – a la escuadra de Albertosi.

A pesar del control del esférico y el gol de Pelé, la primera parte no fue sencilla para los de Zagallo. Los transalpinos no se derrumbaron, reconocían un rol más conservador que el de Brasil pero esperaban hambrientos el error para salir disparados al arco rival. Un cabezazo de Piazza tras una pared con Riva y un paradón de Félix evitaron el empate que se iba a terminar produciendo al ’38.

El ’10’ brasileño pierde una pelota en ataque y la azzurra salió a toda velocidad, Clodoaldo intentó cortar el ataque con una vistosa chilena pero falló. Bonisegna habilitó a Riva que le regresó el balón rebote incluído y ante la inesperada salida de Félix, con todo el arco abierto y miles de bocas abiertas, Bonisegna decretó las tablas en el marcador.

El inicio de la segunda parte ofreció a dos equipos dispuestos a retener el cuero y por momentos se desarrolló un atractivo ida y vuelta dejando ocasiones en ambas porterías. Los dirigidos por Valcareggi contrrarestaban la calidad brasileña con disciplina y una exigencia física incansable. Un contragolpe al ‘8 del complemento, liderado otra vez por Roberto Boninsegna y rematado por Domenghini estuvo a punto de poner en ventaja a los europeos, si no fuera por Clodoaldo que llegó justo al corte para mandar a tiro de esquina.

Las zurdas de Gerson y Rivelino seguían pilotando los ataques cariocas, las faltas en el borde del área italiana se sucedían pero se estrellaban en el muro o acababan en la grada. Bertini y Mazzola hacían lo propio y aunque el cansancio se empezaba a sentir, cada que superaban la presión brasileña combinando, la sensación de peligro existía.

El empate permaneció hasta que Gerson, fumador declarado y director de orquesta de esta selección, decidió cambiar los ritmos. El ‘8’ brasileño sabía cuando arrancar, aguantar, tirar una pared o pasar en largo. En el minuto 66 el mediocentro recoge un rechace en la media luna, entra al área rival tocando con el exterior y cruza un zurdazo imparable. A los cinco minutos, otra vez Gerson lanzó un pase de cuarenta metros que Pelé bajo inteligentemente con la cabeza para que llegara Jairzinho a empujar no se sabe bien con qué. La resistencia italiana se desmoronó en cinco minutos y ya había tardado.

Con el 3-1 se desencadenó un auténtico vendaval amarillo sobre la cansada defensa azzurra. Los regates y paredes de Carlos Alberto, Tostâo y compañia parecían cada vez más sencillos, más divertidos y hasta descarados. Y ya se sabe, que cuando los brasileños se divierten jugando al fútbol son capaces de hacer samba con el balón. «¡Brasil, Brasil, Brasil!», coreaba la torcida. Brasil jugaba de local, y quizás desde esta tarde de 1970, los mexicanos encontraron en la selección brasileña a su segundo equipo una vez que el suyo cae eliminado.

El gran Pelé no tuvo una final cómoda, seguido de cerca siempre por el capitán Facchetti y no muy fino en el pase. Sin embargo ejercía de genio repartiendo pases y dándole otro ritmo al juego. Es el manejo del tiempo de los cracks. «Me impresionó mucho Pelé, quien se constituyó en el constructor de los cuatro goles, de acuerdo con lo observado desde mi posición», declaró el arquero italiano Albertosi después del partido.

Pelé llevado en hombros con un sombrero / ESPN

Con una Italia derrotada, llegó la jugada que con el tiempo pasaría a ser la consagración del Jogo Bonito. Nueve toques que comenzaron con una recuperación de Tostâo en su propio campo. La tocan todos los elementos del medio combinando a la perfección hasta que el balón cayó en los pies de O Rei. Pausa, alza la cara y se percata de la llegada de Carlos Alberto que ha recorrido toda su banda derecha como una flecha. Asistencia al capitán que cruza un derechazo para rematar el carnaval de goles.

El pitido final llegó al mismo tiempo que una invasión masiva a la cancha que nubló a los jugadores. A Jairzinho lo llevaban en hombros por todo el campo, a Pelé le intentaban poner un sombrero de charro y Gerson tardó unos cuantos minutos en salir del medio campo rodeado de cámaras y mexicanos eufóricos. Incluso el DT italiano Ferruccio Valcareggi se rindió ante el juego de Brasil: «Es un equipo maravilloso. Luego de convertir el segundo gol parecieron multiplicar sus esfuerzos. Sin duda alguna, juegan el mejor fútbol del mundo y merecen haber conquistado la Copa Jules Rimet».

FICHA TÉCNICA

Mundial de México 1970  (Final): Brasil 4 – 1 Italia.

Estadio: Estadio Azteca (107.412 espectadores).

ALINEACIONES

BRASIL: Félix; Brito, Everaldo, Carlos Alberto (C), Clodoaldo; Gerson, Rivelino, Jairzinho, Piazza; Pelé, Tostâo

ITALIA: Albertosi; Facchetti (C), Burgnich, Bertini, Rosato; Cera, Domenghini, Mazzola, De Sisti; Boninsegna, Riva 

GOLES

Pelé (1-0, min. 18), Boninsegna (1-1, min. 38), Gerson (2-1, min. 66), Jairzinho (3-1, min. 71), Carlos Alberto (4-1, min. 86)