El periodista Salvador Rodríguez Moya presentó el lunes su libro Tarjeta Negra al Racismo en la Federación de Fútbol de Madrid. Obra que toma como base su tesis doctoral ‘Racismo en el fútbol profesional. Realidad social y dimensión mediática’, y que cuenta con el prólogo de Óscar Campillo, director de Marca, y epílogo de Jorge Valdano.
Tarjeta Negra al Racismo trata de hacer un análisis de la incidencia que han tenido gestos racistas en el fútbol español, así como a los jugadores y demás protagonistas que han sido víctimas del mismo. Para ello se han realizado sesenta entrevistas que permiten dar una amplia visión de este problema en el fútbol actual.
Salvador Rodríguez Moya destacó que el libro es “una declaración de intenciones de que cada uno desde su parcela intente que no surja un rebrote”. «Está controlado, pero todavía hay mucho que hacer. Se hacen esfuerzos muy importantes, incluso dentro de la propia afición, que nos ayudan a identificar a los racistas”, señaló Moya.
El periodista hizo hincapié en que este hecho se complica en el fútbol humilde, “es más difícil puesto que no suele haber imágenes para poder sancionarlo, pero para ello juegan un papel cada vez más importantes las redes sociales”.
Moya declaró que las televisiones juegan un papel muy importante en la lucha contra el racismo y subrayó que los entrenadores tienen que ser también “educadores” en este campo. «En la Premier están mucho más avanzados pero se debe a que han tenido que afrontar el problema desde antes», comentó.
Las imágenes del lateral brasileño Roberto Carlos marchándose de un partido de la liga rusa después de que le tirarán un plátano en un partido entre el Krylia Sovetov y Anzhi. O sin ir más lejos, en la última Eurocopa, disputada en el 2012 en Polonia y Ucrania, en el encuentro que enfrentaba a las selecciones de Italia y Croacia, se volvió a repetir esta escena, después de que días antes Mario Balotelli advirtiera que no aceptaría el racismo de ninguna manera. “Es inaceptable. Si alguien me lanza un plátano en la calle, iré a la cárcel, porque les mataré», aseguró el delantero italiano.
Plátanos sobre el césped de algunos estadios, insultos racistas o xenófobos, sonidos desde la grada imitando a un mono para crispar a determinados jugadores. Son sucesos que no hacen sino demostrar la lacra que supone estos comportamientos en el deporte. En nuestro fútbol el caso de más relevancia sucedió en el año 2006, cuando el delantero camerunés Samuel Eto’o amagó con abandonar el cesped de la Romareda antes de que finalizase el encuentro que disputaban el FC Barcelona y el Real Zaragoza, por los gritos racistas que recibía desde las gradas del estadio aragonés.
En la presentación le acompañó José Luis Astiazaran, presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que calificó de “necesario” el libro de Moya. Indicó que desde la Federación se lleva a cabo “un trabajo de sensibilización y colaboración con los cuerpos de seguridad” para plantar cara al racismo. Alabando especialmente el trabajo de los árbitros y a las aficiones, “que se comportan cada vez de un modo más coherente».
Óscar Campillo, director de Marca, que acompañó al autor en la presentación, describió el racismo como “un sentimiento oscuro del ser humano contra el que hay que luchar”. “Contra el racismo hay que luchar sin control”, indicó Campillo, destacando el compromiso de todos los periodistas, y en especial de su periódico, en la lucha contra el mismo.
En el acto estuvieron presentes tanto ex jugadores de la talla de Luis Pereira, como jugadores en activo como el delantero del Getafe Diego Castro o el defensa rojiblanco Domingo Cisma. Tampoco se quiso perder el acto el ex ministro de Interior, Transporte, Turismo y Comunicaciones, José Barrionuevo.
Así como representantes de las distintas organizaciones que colaboraron con Salvador Moya en la elaboración del libro, como por ejemplo, el Consejo Superior de Deportes, la Real Federación Española de Fútbol, la Liga de Fútbol Profesional, la Asociación de Futbolistas Españoles, el Comité Técnico de Árbitros, el Comité Nacional de Entrenadores, Aficiones Unidas o el Movimiento contra la Intolerancia.